Casi en los inicios del tiempo, en tierras remotas de las
que la memoria ya no conserva el recuerdo, un hombre recibió el don del
Conocimiento Absoluto y de la Sabiduría.
Consciente del poder que se le otorgaba lo compartió con unos pocos hombres y mujeres de su tiempo, quienes honraron las enseñanzas
siendo fieles a ellas y resguardando el Secreto.
Muchos años más tarde un rey,
temiendo que aquel saber se perdiera, decidió reemplazar la transmisión oral
por una escrita y transcribió las Palabras del Conocimiento Absoluto en un
Documento. De este modo y a partir de ese día el Secreto del Conocimiento pasó
a ser conocido con el nombre de aquel
rey visionario.
Así nació el Rollo
de Barsalnunna, un documento
poderoso capaz de conceder a través de sus Palabras la máxima Sabiduría y el
dominio de fuerzas insospechadas.
Absolutamente nadie, salvo sus
Guardianes y los Elegidos, debía conocer su existencia.
Hombres y mujeres justos, sabios
y valientes fueron sus Portadores. Y durante los primeros siglos de esa época
antigua tanto ellos como los Elegidos fueron poseedores de esa Sabiduría y de
aquellos poderes extraordinarios.
Pero cuando el paso del tiempo
fue confirmando que se acercaban tiempos difíciles y que el Secreto podía
perderse para siempre, fue convocado un nuevo custodio.
Fue así que del futuro llegó un niño, llamado para ser su Portador y Guardián.
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